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un estudio sobre adán coprovich

topología de una página en blanco

topología de una página en blanco

cuanto más anchos se hacen los huecos de los ojos

para abarcar las sombras en la página más noche

se introduce en el lenguaje

 

decide limitar el territorio

sobre esa dimensión acorralada el mundo

es mucho más vigilable

 

súbdito de una indiferente geometría sus esferas

expandiéndose dentro de este rectángulo

 

el silencio le deja su polvo por los ojos más allá del cansan-

cio más acá del instante que no acepta que sea posible

escribir sin consecuencias sigue en el combate

palabra por palabra con el mismofervor del

primer trazo aprende en ese territo-

rio inexplorado que delimita un

margen cada vez con menos

superficie a dividir a la

mitad exacta la mi-

tad que quedó

la última

vez

 

pero no logra encontrar esa rendija

por la que el polvo sigue entrando (1)

 

(1) Poema de Alejandro Céspedes.

si por ti (I)

si por ti (I)

Porque nada sé de ti

que no sea el paso de los bueyes por el rostro

 

no

de ti porque frente eres

                                 alta de piedra y cordillera en lucha

empinándote con venas sobre todas estas marchas

gimiendo tú de fugas y estaciones secas en la cárcel

 

por

     eso digo

que nada es tuyo y que dibuja

mi palabra nevados por la sangre

         que la hambruna habría de robarnos

(así los muertos) pájaros heridos y asco de montañas curvándote los ojos

bien-

aventuradas estas manos es-

tas clavículas en paso incierto por las lomas

      dolorosas de mi cuerpo blanco,

porque sé que no eres cáncer

ni hierba triste torciéndote los hombros

 

Como un músculo mordido,

como un cuenco de salitre

vi tu huída de las chozas, tu muerte en matemática

oleada de sogas y puñales,

la mordaza de la hoja tras el ruido

cuando era necesario detenerse frente al mar,

no yo,

antes que cayeran las sonajas de la noche

y cantaran con tu nombre los aullidos del mundo.

 

      (Porque nada sé de ti,

para dejarme matar

he de dejar de mirarte):

                                                             Del

desastre entre nosotros hay un hombre que escapa

un hombre

perdido en la tormenta, nuevamente como un ciervo

mojándose del luto

un hombre entre los dedos, una rabia

de arena tras las bocas de la muerte,

...porque sé que desconoces...

la costa entre el infierno en los Estados de Sitio,

y el olor del amoniaco y el éter recubriéndote el espanto

allí donde los valles

y una siembra enferma te concentren,

porque nada sé de ti

que no sean tus muslos hablándome tan altos...

 

que la agitación

                       larga de las luces

-escarcha y limo de volcanes son mi rostro-

rechine tras la edad de los bosques absurdos

y al final se desentierren 20.000 flores negras,

20.000 flores blancas,

20.000 espaldas con capuchas y electrodos:

una líquida mención

a reclusiones bajo régimen de aislamiento

       ...Sin camisa apenas

       acribillado de estrellas nueve veces,

       en la madera dientes invisibles

       y el pulmón peleando por una barricada boreal...

 

Porque nada sé de ti

ni el lugar donde te entierran látigo-de-barro,

que la tierra es de los pobres, cer-

vatillo de estaños tu mejilla y plática del tigre

pudriendo los zapatos de mi dios.

Por eso el oleaje se desliza de tus ojos

parecida tú a ti cuando hablas

(frío adentro) y revives la revuelta

                    de los puños en Mayo

y el reparto de la tierra y la

necesaria expropiación del pan, o su conquista,

                   porque el propio jirón del vuelo ha predicado tu nombre en las matanzas

                   porque dices arrasal de arena entre las calles

                   porque tú, parecida a ti,

nada eres sino cuerpo en horizonte

                            y recodo de savia y bilis tensa del metal

(ansia tú, toda prodigio

hondo de la boca):

                                  ..."destruidnos juntos". (1)

 

(1) Poema de Enrique Falcón.

el surfer

el surfer

Estás en la tumbona, tan tumbada.
Eres mi hermana, mi madre, mi familia.
Yo te imagino acaso más liviana.
Úrculo te ha pensado con sombrero.
Silvio te ha regalado una sombrilla.
Todos,
alguna vez,
te hemos soñado.
Pero ahora estás ahí,
bañada en sol,
en un hotel de mil estrellas de un poblado
que en agosto se llena de bailes y de copas.
El biquini que llevas
tan sutil
confía tanto como tú en tu cuerpo.
Yo, desde mi ventana de voyeur joven verde,
te contemplo.
Vigilo el más pequeño movimiento de ti,
de tu biquini.
Canto.
Te escribo una poesía.
Me enamoro.
Invoco a Clío,
a Nemosyne,
a todas esas musas que conozco.
No vienen,
pero el que sí que viene
es, yo sigo en la ventana,
un bigardo que seguro hace surf,
está forrado y tiene un deportivo
con equipo de 1500 watios
y cargador de 9 o 10 cds.
Seguro que ese cerdo afortunado
no te escribe poesías
seguro que a ti eso
no te importa.
Para ese tipo de gilipolleces
ya me tienes a mí,
porque para eso sirve
la literatura.
Para que tú te vayas con el surfer
y yo escriba que me fui contigo. (1)

(1) Poema de Gonzalo Escarpa.

y sin embargo, amor...

y sin embargo, amor...

Y sin embargo, amor, a través de las lágrimas,

yo sabía que al fin iba a quedarme

desnudo en la ribera de la risa.

 

Aquí,

hoy,

digo:

siempre recordaré tu desnudez entre mis manos,

tu olor a disfrutada madera de sándalo

clavada junto al sol de la mañana;

tu risa de muchacha,

o de arroyo,

o de pájaro;

tus manos largas y amantes

como un lirio traidor a sus antiguos colores;

tu voz,

tus ojos,

lo de abarcable en ti que entre mis pasos

pensaba sostener con las palabras.

 

Pero ya no habrá tiempo de llorar.

 

Ha terminado

la hora de la ceniza para mi corazón.

 

Hace frío sin ti,

pero se vive. (1)

 

(1) Poema de Roque Dalton.

nosotros, que no somos

nosotros, que no somos

Te propongo un viaje al paraíso del caos, un día

en el jardín de mis más oscuras delicias.

Te propongo sumergirte en todos mis vértigos

y derramar nuestros cabellos por las horas.

 

Te propongo un baile

sobre la sal de los muertos

y todas las carcajadas que caben

en las venas de los mares.

Te propongo el silencio

y el olvido perfecto de los espejos.

 

A ti,

a nosotros,

que jugamos sin red

a no ser como los otros. (1)

 

(1) Poema de Eva Navarro.

amor compulsivo

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poesía (según Tomás Segovia)

La vida profunda

La vida profunda

Floto en la cumbre del vivir profundo

sin otra compañía que yo mismo.

Hablo al silencio en medio del abismo:

dentro de mí mi mundo contra el mundo.

 

Toda la vida he sido un moribundo

a puñetazos con el vandalismo

de la banalidad, del espejismo;

loco viento inflamable e iracundo.

 

Harto de plantar cara a lo vacío,

me he sentado de espaldas a los días.

Cada instante que llega es un derroche:

el tiempo pasa como pasa el río.

¡Arde el misterio entre mis manos frías!

Afronto la inclemencia de la noche. (1)

 

(1) Poema de Ángel Guinda.